Soy una revolución pausada, pero constante. El villano de mi propia historia, y muchas veces también el héroe.
He pensado tantas veces en mi muerte, que estoy convencido de cuánto valoro la vida. Tengo miedo de decepcionar a las personas que amo. Pero a veces me olvido de que también puedo fallarme a mí mismo.
Con cada año que pasa, me vuelvo más cascarrabias y criticón, pero también más empático. Extraña combinación, lo sé. Yo tampoco le creería a alguien si me dijera que es posible, pero créeme: en mí funciona.
Encontré el amor temprano, casi por casualidad. Pero fue el esfuerzo constante y sincero lo que le dio raíces profundas. Creo en la magia y en el destino, pero también sé que todo regalo de la vida necesita cuidado para crecer con fuerza y perdurar en el tiempo.
Tengo amigos que han aguantado todas mis rabietas y locuras. Los quiero, los valoro y hoy en día los presumo como al tesoro más sagrado. Son cómplices, consejeros, críticos especializados, guardianes, pero, sobre todo: hermanos.
Intento ser un buen ciudadano. Sigo las reglas, aunque a veces fantaseo con romperlas. En mis noches en vela, soy un pequeño revoltoso; durante el día, un osito cariñoso. Me porto bien casi siempre. Fui criado con amor y con buenos ejemplos, y eso me acompaña hasta hoy.
Hablo con mis mascotas, imagino sus respuestas y ellas conocen mis secretos más profundos. Sé que Rocco, mi perro, se los llevará a la tumba… pero aún dudo de mi gata Masha. Le encanta el chisme.
Sueño con algún día vivir de mis relatos. No conozco la rendición. Soy muy testarudo y para algunas cosas peco de exceso de confianza. Mi madre me dijo que podía lograr todo lo que me propusiera, y aunque sé que eso siempre dicen las madres, yo decidí creerle a la mía.
Odio los días de sol. Me parecen depresivos. En cambio, encuentro esperanza en un amanecer nublado, en una noche oscura, en un día de nieve y lluvia. Me gusta sentir frío, de cierta forma, lo percibió como una sensación renovadora. Siento paz.
Soy adicto a abrir juguetes. La sensación de destrozar un empaque y sacar la figura me parece adrenalínico, me carga de energía como el sol a Superman. Sí, y no tengo reparo en decirlo: siento que soy una persona que podría ser adicto a muchas cosas, pero bueno, afortunadamente solo mi ansiedad se refleja cuando sale algún lanzamiento o preventa de un nuevo artículo de colección. Aunque más de una vez he gastado más dinero del que debería…he tenido suerte.
No soy ordenado financieramente, pero tengo una esposa maravillosa que me impulsa a serlo. Y unos abuelos bellos que siempre están dispuestos a escucharme. Soy de las personas que consultan a los demás antes de actuar, pero no dependo de la aprobación. La decisión siempre la tomo yo.
Soy tímido, aunque aparento todo lo contrario. Me gusta el silencio: mi máscara es la de un hombre gracioso y bullicioso. Son pocas las personas que me conocen de verdad. Pero soy muchas veces un actor de método y me meto de lleno en el papel. Soy los héroes y villanos que aparecen en mis historias. Creo en seres de luz y en criaturas de las sombras.
Me gusta tomar café por la mañana mientras leo un comic o un libro de misterio. No me gusta empezar mi día temprano, pero intento no despertar pasada las ocho de la mañana. Soy una criatura nocturna adiestrada para no quemarse en el sol. Soy un vampiro domesticado.
No me gusta mucho hablar de mí. Pero quería hacer una excepción hoy.