Donde se esconden las sirenas – Capítulo II

Compartir

Puedes leer el primer capítulo aquí: Donde se esconden las sirenas – Capítulo I


—Llamémosle intuición femenina. Tienes que verte la cara, parece que viste un fantasma o algo así.

Quería decirle que había algo extraño en ella, pero solo atiné a sonreírle.

—¿Entonces sí es por una chica?

—Vine pensando que podría pasar algo…en estos momentos debe de estar pasando la noche con mi mejor amigo.

—Lo siento. ¿Y por eso querías ahogarte?

Tragué saliva, nervioso, sintiéndome aún más estúpido, como si hubiera sido descubierto antes de cometer un delito. Aunque en teoría, así lo era.

—¡Es una broma! —se rio de mí a carcajadas—. Insisto, tienes que verte la cara. Es muy divertida.

—¿Cómo te llamas? —le pregunté temeroso, sin mirarla a los ojos.

—Tengo muchos nombres. Pero posiblemente hay una que te haría sentido: “Sirena”.

—¿Te llamas Sirena?

—No exactamente. Soy una sirena.

Agaché la mirada y sonreí. Era una chica muy hermosa, sentía que coqueteaba conmigo, pero de una forma bastante perturbadora.

Al querer dirigirme a ella: ya no estaba. Tragué saliva y empecé a retroceder lentamente. Miré hacia todos lados, estaba completamente solo.

Un melodioso canto resonó en mi cabeza, a pesar de ser una melodía hermosa, me dolía por dentro, como si dañara mis tímpanos, y poco a poco, estuviera a punto de perder control de mi cuerpo.

Empecé a caminar hacia el mar, hundiendo la mitad de mi cuerpo. A lo lejos, unos ojos esmeraldas brillaban entre las olas, camuflados como lo haría un depredador en la maleza.

La música se hizo más intensa. Mis oídos empezaron a sangrar. Estaba perdiendo fuerza, control de mi mismo. La melodía me adormecía. Era un cántico. Un cántico de sirena.

Autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *